Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2018 un 53,1% de los jóvenes de 25 a 29 años vivía con sus padres, un 0,4% más que el año anterior. En comparación con cinco años atrás, supuso un aumento de hasta 4,6 puntos. Por su parte, el número de jóvenes de 30 a 34 años que viven con sus padres se sitúa en el 24,7%, un aumento de 4,2 puntos en los últimos 5 años.

En España, los jóvenes todavía siguen teniendo muchísimas dificultades para independizarse. Conseguir una casa en propiedad puede ser complicado, por lo que cada vez más jóvenes optan por solicitar una Vivienda de Protección Básica, tal y como os comentábamos en esta anterior noticia.

El artículo 47 de la Constitución Española señala que uno de los derechos fundamentales de los españoles es contar con una vivienda digna. Lo encontramos recogido también en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. No obstante, por culpa de un mercado inmobiliario cada vez más inflado por la crisis económica, el acceso de los jóvenes a la vivienda ha sido, los últimos años, difícil.

Los jóvenes son el colectivo más vulnerable

Hasta hace pocos años, los jóvenes coincidían en que la principal causa por la que no habían optado por emanciparse es por tener un salario bajo e inestabilidad laboral, datos recogidos por el informe Los jóvenes madrileños y su acceso a la vivienda en propiedad, preparado por el Salón Inmobiliario Internacional de Madrid (SIMA).

Dicha memoria también señala que, mientras el presupuesto de los jóvenes ha aumentado un 6% entre 2017 y 2019, de los 244.115€ hasta los 258.671€, también lo ha hecho el Índice de Precios de Vivienda del INE de la Comunidad de Madrid durante el mismo tiempo, aumentando hasta un 22%, casi cuatro veces más.

El informe de SIMA concluye que los jóvenes son el colectivo más vulnerable que cuenta con menos flexibilidad para adaptarse a los cambios constantes del mercado residencial. Cinco de cada diez jóvenes en 2018 precisaban de ayuda familiar para poder adquirir su vivienda, tendencia que no ha variado estos dos últimos años.

Ayuda imprescindible sin la que los jóvenes no podrían llegan a emanciparse y contar con una vivienda propia. SIMA señala que incluso con este apoyo, la mayoría siguen precisando financiar más del 80% del valor de adquisición.

A pesar de ello, señala el mismo estudio, la demanda de vivienda por parte de jóvenes sigue activa. Es un colectivo que no pierde el optimismo por conseguir contratar la hipoteca que desea y necesita. Esto es gracias a la mejora del acceso a financiación y a la estabilidad de los tipos de intereses.

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